Buscando mi Dogma

Voy aprendiendo (y si releo este blog no cabe lugar a dudas), la imperiosa necesidad que tengo de afianzar mi creencia en cosas perdurables, perpetuas, sentimientos fuertes que resistan la mediocre cotidianidad y trasciendan el tiempo, el infinito… todo aquello que consideramos “habitual”, “normal” y que nos roba poco a poco la ilusión. Todos necesitamos ceer en algo… y yo me encuentro demasiado a menudo enfrentada por mi pragmatismo a la única cosa en la que quisiera creer: la inmutabilidad de algunos sentimientos. La veracidad de algunas personas.

Quiero creer en la magia de lo imposible, en los “para siempre” los “diferente” y los "no cambiara”. Y busco experiencias que refrenden que es posible lo imposible, pero en esto de creer, es malo crecer… porque los sueños van claudicando uno tras otro ante la implacable experiencia de la realidad, burdel de musliabiertas esperanzas, y la decepción lo convierte a uno en un ente racional con corazón de soñador… binomio imposible, segura masacre de la estabilidad mental.

Y en esta necesidad de permanencia hay personas que defraudan… otras no, afianzan la certeza…En algunos casos hasta que también defraudan, y en otros escasísimos, exigüos y valiosísimos casos, hasta que se convierten en la excepción de una regla tristemente confirmada.

Veo, sufro y evidencio las carencias, mas no es cierto que no haya nada en lo que creer. Mi lado oscuro puede dejarse vencer por el desámino y por el dolor de la decepción, pero ahora sé, he aprendido a ver, el lado medio lleno del vaso medio vacío.

Pues no sólo amar es importante… CREER es el más grande de los milagros

Nacen los “CREO” (y con dolor, constato que serán menos de los que un día creí).