Muñeca rota

Tras estos años, me pregunto qué soy... que he sido.

Alguien por quien pelearse con otro contrincante. Un recipiente donde descargar las ansiedades, las inseguridades, un objeto a deificar para intentar así conseguir lo que no se es dado. Una forma de agarrarse a querer algo sólo porque no lo tienes, porque la vida no te dá lo que quieres. Una expresión de rebeldía.

Una forma de vender a los demás intensos sentimientos, una historia a contar que seduce a damiselas; poner nombre a el puesto que toda mujer querría tener el el corazón de un hombre… y mantener así siempre la carrera de diversas damas por entrar en su vida y conseguir la corona.

Un juguete, una idea, una forma abstracta de conseguir reconocimiento y admiración haciendo creer a los demás que existen sentimientos fuertes y puros. Una ilusión. Nada. Un nombre…

Como el niño que ha crecido, ha cambiado su juguete. Ahora hay otra inspiradora de amores, soledades, dolores, pasiones y desengaños. El antigüo juguete queda apartado, eso si, en una estantería, muy bien colocado, como corresponde a algo que fue importante… Continuamente presente, pero olvidado, vaciado de su esencia por una transfusión de sentimientos


Hasta que algún día, de repende, el niño-grande experimente un sentimiento de añoranza, de culpabilidad, de querer reparar, de revivir lo ya olvidado....y le haga una canción.

Las historias se repiten, ni sieuqiera en eso seré diferente. Los patrones de conducta humanos, cambian poco